¿Alguna vez has pensado en cuánto de nuestras vidas mostramos a los demás para obtener su aprobación? Las redes sociales están llenas de logros y momentos perfectos, y aunque no hay nada de malo en compartirlos, es fácil caer en la trampa de medir nuestro valor según la percepción de otros. Pero Jesús nos recuerda en Marcos 12 que la verdadera espiritualidad no depende de las apariencias ni del reconocimiento humano. Este sermón explora tres aspectos de la espiritualidad humilde, comenzando con la necesidad de reconocer la grandeza de Jesús, el Hijo eterno de Dios, quien no necesita nuestra aprobación, sino nuestra adoración sincera. Luego, nos desafía a resistir el orgullo y la tentación de buscar lugares de honor y admiración, tomando como ejemplo la humildad de Jesús. Finalmente, nos llama a rendirle todo, como lo hizo la viuda que, en su pobreza, dio lo poco que tenía, pero con un corazón puro y entregado. ¿Estás listo para reorientar tu vida y dejar de lado el afán de reconocimiento para vivir humildemente para Dios? En Jesús, encontramos la verdadera grandeza y el único reconocimiento que importa.