Jesús se refirió a su pueblo como las ramas de una vid. Solo cuando esas ramas permanecen en la vid, esta se mantendrá fuerte. La iglesia primitiva, como una vid, creció rápidamente y se volvió desordenada. Las vides necesitan una estructura de apoyo para crecer bien y producir mucho fruto. Lo mismo ocurrió con la iglesia primitiva. En los primeros versículos de Hechos 6, vemos el inicio de esa estructura a través de la enseñanza de los apóstoles y el nombramiento de diáconos para atender las necesidades de los pobres.